lunes, 7 de septiembre de 2009

ESCRIBIR POESÍA


El término poesía es particularmente equívoco, su mención produce evocaciones y asociaciones muy diversas y no sólo entre los legos.
Su etimología (del griego Poiesis, crear) originó parte al menos de tales equívocos, pues muchos identificaron poesía con creación (literatura), generalizando –y tornando menos precisos- sus alcances.
Hoy, cuando el concepto de la literatura como creación, en el sentido estricto de surgimiento de un texto de la nada, está totalmente en crisis, el empleo más restringido del vocablo poesía puede fortalecerse.
Otra confusión provino de reducir lo poético al empleo del verso, a una enunciación pautada por la presencia del ritmo, la métrica, la rima, etc.
También podríamos aducir que dicha confusión ha quedado en la actualidad definitivamente disipada; por lo menos desde los “Pequeños poemas en prosa” de Baudelaire es indudable que la poesía no precisa expresarse en verso y, a la inversa, que el verso no basta para calificar a un texto de poético: los jingles publicitarios suelen apelar al verso y sus recursos sólo para que los recuerden los posibles clientes.
Ahora bien, por el hecho de ser un ente social el hombre necesita manifestar sus sentimientos. Asimismo, sabemos que esta necesidad aumenta la intensidad y carácter que dichos sentimientos pueden tomar en determinadas circunstancias de nuestra vida.
Pocos son los que han escapado al deseo de expresar la emoción experimentada en tales ocasiones; pero un íntimo pudor o una sospecha de incomprensión, impiden a muchos confiar el maravilloso hallazgo de la inspiración de un minuto, a los mismos a quienes confiamos, en cambio, los azares insignificantes de nuestra vida cotidiana.
Además, las palabras corrientes, el lenguaje que usamos todos los días, no se aviene a traducir nuestra emoción si no sirve para dar forma a cierta clase de sentimientos especialmente delicados y sutiles.
Y como ni palabra vulgar ni la expresión corriente nos sirve, recurrimos al verso.
El mero hecho de intentar dar forma verbal poética a este caos de armonía que bulle en nuestro interior, nos parece una liberación: la misma que sentimos al hacer partícipe de nuestras angustias o alegrías al amigo fiel, sólo que aquí la liberación tiene algo de sublime y el amigo es… nadie y al mismo tiempo la humanidad entera.
Para llenar el probable vacío de preparación adecuada que pueda haber en ti en los instantes en que invadido por aquella especie de sentimientos de índole delicada, desees con verdadera pasión expresarlos bellamente, es menester que sepas las normas indispensables a que debe sujetarse o sujetar la palabra para escribir en verso lo que sientes; esto es: el arte de la versificación.

3 comentarios:

  1. Holaaa Luisss, qué bonito te está quedando el blog.
    Felicitacionesssss.
    Soy la Fabiana de Monosílabo jeje.
    Un gran abrazo.

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  2. Muchas gracias por pasar...!
    Me alegra que te guste, aunque en realidad lo voy llevando de a poco y en la medida en que acabo con un tema.
    Ahora estoy trabajando en la medida de los versos: sinalefa, hiato, etc.
    Veré también si queda bien, pues he notado que a veces al grabarse todo lo enviado queda uno encima de otro, sin espacios, como en word.
    En fin...!
    Doyte, entonces, mis saludos más cordiales.

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  3. hola cm están este blog esta bonito

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