domingo, 17 de noviembre de 2013

LA FAMILIA DE LA SEXTINA PROVENZAL


  
Como recordarán, la sextina provenzal es un complejo poema que se compone de seis estrofas de seis versos cada una. Cada verso concluye además con una palabra que no rima con ninguna otra del grupo estrófico y que, a medida que se desarrolla el poema, va ocupando un lugar distinto en cada estrofa.
A esta palabra final se la conoce como palabra–rima o palabra–clave.
Ahora, este cambio de lugar no es en absoluto caprichoso; antes bien obedece a una disposición ordenada:

En cada cambio de estrofa, la palabra que ocupaba el sexto lugar pasa a ocupar el primero,
la que se situaba en el primero va a parar al segundo lugar,
la que iba en el quinto puesto se traslada al tercero,
la que ocupaba la segunda posición pasa a la cuarta,
la que estaba en la cuarta va a parar a la quinta y, finalmente,
la palabra situada en tercer lugar pasa a ocupar el sexto lugar de la estrofa.












En consecuencia:

Primera estrofa: ABCDEF
Segunda estrofa: FAEBDC
Tercera estrofa: CFDABE
Cuarta estrofa: ECBFAD
Quinta estrofa: DEACFB
Sexta estrofa: BDFECA,
Y finalmente la contera: AB–CD–EF
(disposición que varía según el autor)

Además de proponer otros métodos, fue este ordenamiento el que siguió Juan Caramuel en Rhythmica, segundo tomo de su Primus Calamus (1665), para establecer las formas que a continuación se detallan:

Bina:

AB
BA

Trina:

ABC
CAB
BCA

Cuatrina: (1)

ABCD
DACB
BDCA

Quintina:

ABCDE
EADBC
CEBAD
DCAEB
BDECA

Septina: (1)

ABCDEFG
GAFBECD
DGCAEFB
BDFGECA

Octina: (1)

ABCDEFGH
HAGBFCED
DHEACGFB
BDFHGECA


Si continuáramos por nuestra cuenta obtendríamos:

Eneanina:

ABCDEFGHI
IAHBGCFDE
EIDAFHCBG
GEBICDHAF
FGAEHBDIC
CFIGDABEH
HCEFBIAGD
DHGCAEIFB
BDFHIGECA


Decina: (1)

ABCDEFGHIJ
JAIBHCGDFE
EJFADIGBCH
HECJBFGAID
DHIEACGJFB
BDFHJIGECA


Oncina:

ABCDEFGHIJK
KAJBICHDGEF
FKEAGJDBHIC
CFIKHEBADGJ
JCGFDIAKBHE
EJHCBGKFADI
IEDJAHFCKBG
GIBEKDCJFAH
HGAIFBJECKD
DHKGCAEIJFB
BDFHJKIGECA



En las formas (1) la estrofa que sigue recupera el orden inicial, por lo que se da por concluida en la estrofa anterior. Volveremos después sobre estas formas que no cumplen con el nombre dado.



RAYMOND QUENEAU Y LAS QUENINAS

Mucho tiempo después, Raymond Queneau (1903–76), matemático aficionado y miembro cofundador del Obrador de Literatura Potencial (OULIPO) vuelve a encarar la forma de la sextina provenzal de Arnaut Daniel y propone una familia potencialmente infinita: las n–ninas o queninas, que constituyen una generalización de la sextina.

Para ello repara en que el primer verso de cada estrofa (salvo la primera y la última) termina con la misma palabra con la que el último verso de la estrofa anterior, y el resto de las palabras se intercambian.
En términos matemáticos, para construir el poema, se está realizando la permutación σ, representada por la matriz:





que es de orden 6; es decir, cuando haciendo 6 intercambios (y no antes) se vuelven a encontrar las palabras ordenadas como en la primera estrofa. Entonces, si Id representa a la matriz identidad, tenemos:
 σ≠ Id, σ≠ Id, σ≠ Id, σ≠ Id σ= Id.

Queneau remplaza entonces 6 por n, para escribir un poema de estrofas, cada una formada por versos, todos terminados con las mismas palabras, permutadas por la aplicación σ:







Considerando que no haya ninguna estrofa que repita el orden original (es decir, que la permutación sea de orden n) y se tiene que si n = 6 se vuelve a obtener justamente la sextina.
En honor a Queneau, esta circularidad real se denomina  quenina de orden n o n–nina. Y se dice en tal caso que n es un número de Queneau.

Pero no todos los valores para n permiten obtener una quenina.

Por ejemplo, si n = 4, la permutación espiral definida por Queneau es σ(1)=2, σ(2)=4, σ(3)=3 y σ(4)=1. Pero σ es de orden 3, y no 4 como se desea (σ≠id, σ2≠id y σ3=id), al quedar el número 3 fijo por la permutación.
En otras palabras: como las rimas 1, 2 y 4 permutan circularmente, y la tercera no se mueve, es σ= Id, en contra de lo deseado.
Asimismo se puede comprobar que no existen queninas de orden 10: la permutación σ es de orden 7 en este caso.  
De igual modo sucede con el resto de las formas (1), las que reciben el nombre de pseudo–queninas:
Tetrina o pseudo–quenina de orden 4
Octina o pseudo–quenina de orden 8
Decina o pseudo–quenina de orden 10, etc.

He aquí he aquí el nombre que reciben las queninas de circularidad real:
Quenina de orden 1  =  unina o minina
Quenina de orden 2 =  bibina o didina
Quenina de orden 3 =  terina, etc.



LA PERECQUINA DE GEORGES PEREC

La ausencia de la decina pura a llevó a Georges Perec (1936–82), miembro también de OULIPO, a desarrollar una permutación similar  a la de Queneau.
Guiándose por el movimiento del caballo, pieza de ajedrez que únicamente pasa una sola vez por cada uno de los escaques, adopta esta regla aplicándola sobre una grilla de 10 X 10, y establece una pseudo–quenina de orden 10, llamada en su honor perecquina.

ABCDEFGHIJ
BDFHJACEGI
DHAEIBFJCG
HEBJGDAIFC
EJDICHBGAF
JIHGFEDCBA
IGECAJHFDB
GCJFBIEAHD
CFIADGJBEH
FAGBHCIDJE



LAS MONGINAS DE JACQUES ROUBAUD

El matemático Gaspard Monge (1746–1818) inventa el siguiente método para mezclar cartas:
Tenga un mazo de n cartas en la mano izquierda. En la mano derecha ponga la carta que está sobre todas, luego la segunda de la izquierda, que meterá sobre la carta que ya tiene en la derecha, después la tercera de la izquierda, que pondrá debajo, y así sucesivamente, de suerte que las cartas de la mano izquierda pasan a la derecha en alternancia arriba–abajo.

Supongamos que n = 6

1  2  3  4  5  6 →
6  4  2  1  3  5
5  1  4  6  2  3
3  6  1  5  4  2
2  5  6  3  1  4
4  3  5  2  6  1

Jacques Roubaud, escritor y matemático nacido en 1932 y miembro desde 1966 del OULIPO, considera este método de Monge y, después de modificarla construyéndola a la inversa, crea en el 2006 las formas que denomina monginas.

He aquí la mongina de orden 6:

ABCDEF
DCEBFA
BEFCAD
CFAEDB
EADFBC
FDBACE


Mongine de 3

je commence une mongine
elle sera sans doute la première
de son espèce sa définition
se voit en elle, et dans ce qu’elle dit
comme une sextine elle aura six strophes
dans chaque strophe il y aura six vers

en notant ce qui est dit
on pourra poser sa définition
on connaît déjà le nombre des strophes
(renseignement donné dès la première)
et ce nombre, six, est celui des vers
dont se pare une strophe de mongine

la III, comme la première
a un premier vers de sept ‘pieds’, les strophes
ont toutes cette propriété : vers
un, sept syllabes, par définition
pareille à la sextine est la mongine
sur ce point. notez bien ce qu’on vous dit

pour notre définition
le modèle est celle d’Arnaut, les vers
autres que les premiers dans la mongine
ont dix syllabes dans toutes les strophes
maintenant je vous ai presque tout dit
chaque strophe reproduit la première

les mots-rimes de ces strophes
d’une manière propre à la mongine
sont déplacés, permutés (Guilbaud dit
‘tropical’ le ‘bougé’ de tous les vers
qui ‘signe’ des sextines la première)
déterminant la séquence des strophes (définition)

la ‘tourne’ des fins de vers
crée le ‘désordre ordonné’ qui est dit
une caractéristique première
de la sextine et vaut pour la mongine
également par sa définition
pour vous exposée ici en six strophes

Tornada

tout est dit. fin de la définition
des six strophes : cinq après la première

trente neuf vers qui font cette mongine.


En esta mongina la palabra entre paréntesis indica cuál es la rima que correspondía allí.



LA OCTINA DE ROUBAUD

El mismo Roubaud propone remplazar la multiplicación por 2 en la quenina por la multiplicación por 3.
Compone entonces la siguiente 3–octina:

ABCDEFGH
FEAGDBHC
BDFHGECA
EGBCHDAF
DHEACGFB
GCDFAHBE
HAGBFCED
CFHEBADG




Novembre
(Fragmento)

Je le vois au bord de la Seine
Couleur d'un ciel couleur de l'eau
Il rêve du monde rêvé
Où les nombres succombent mieux
Aux manigances du poème
Je vois, les feuilles sont tombées
Aux flaques de basse lumière
Est-ce décembre ou bien novembre?

Dès que les feuilles sont tombées
On sort son carnet à poème
On marche sur le bord de Seine
C'est le soir: la pauvre lumière
Solaire faiblit. Il vaut mieux
Laisser son ombre prendre l'eau
Sous les averses de novembre
En rêvant du nombre rêvé

Notre ombre en automne prend l'eau
Nos pompes ne valent pas mieux
Gluantes des feuilles tombées
Dans les caniveaux de novembre
Le soir dirige sa lumière
Vers le calepin à poème
Où s'inscrit le nombre rêvé
En marchant au bord de la Seine (…)



Aparte de este ejemplo, es interesante que Roubaud utilice otra forma de permutar las seis palabras–rima de la sextina:

ABCDEF
DABEFC
EDAFCB
FEDCBA
CFEBAD
BCFADE


Flammes
(Fragmento)

Qui pourrait éclairer les objets sur la table ; et le puits de silence, sinon la nuit ?
Le total de la lampe
Et le temps. regarde la lumière ; et ce plein sens, forme, ton flambeau,
Ce nuage qui la nie, allume
La trajectoire, frayée dans le noir de quelque flamme.
Ce n’est pas que la lumière était le jour

Car elle était, déjà, l’allumée
Future, mais son image n’avait pas encore eu lieu, prisonnière de la nuit,
Quand, autour de la lampe
C’était encore l’obscurité berceau de ta flamme
Tenace, soustraite à l’acide du jour
Dont ne discute pas l’exactitude. agite ton flambeau,

Artiste, existant réellement dans l’eau de la flamme
La lumière, son but, tu allumes
Parmi tant d’images mentales, seule immobile, accompagnée de la douleur, ta nuit.
Lumière assemble lumière, les jours
Après les jours ; et douleur assemble douleur, de flambeau à flambeau,
Comme de lampe à lampe. (…)




Para profundizar más en el tema de las sextinas y las queninas pueden visitar, entre otros,  los siguientes enlaces:
















martes, 10 de septiembre de 2013

EL TREPIDANTE

Presentado el 26 de agosto del 2013, por Ricardo Linares, en el Foro Experimentación Poética del Portal Mundo Poesía, el Trepidante es un poema compuesto por 21 versos en total:
3 estrofas de 5 versos (estructuradas como los tanka, pero con rima) y 3 pareados (cada pareado a continuación de cada estrofa) que pueden riman en asonante o consonante.
En el ejemplo de trepidante que sigue el primer pareado es asonante, a fin de percibir la diferencia.

Métrica de las estrofas: 57577
Métrica de los pareados: 77
Rima: abaab/ cc/ dedde/ ff/ ghgghii



Traición

Triste la noche
que dejó estela fría
¡Todo un derroche!
Condenado aquel broche
que del cuello pendía.

Se rompió mi coraza
desechando venganza.

Fue una traición
y no un simple delirio
del corazón,
perdiendo la razón
que me llevó al martirio.

Otras manos tocaron,
otros labios besaron.

Y yo caí…
en puertas del infierno
¡Prevalecí!
Pues supe que perdí
lo más hermoso y tierno.

El alma perdonó,
la noche... Terminó.





Por último cabe señalar que el nombre de Trepidante fue sugerido por el poeta Maramín, porque la composición se desarrolla de forma rápida y emocionante.






martes, 3 de septiembre de 2013

SONETO LAVERDAICO Y SONETO SÁFICO–LAVERDAICO


La estrofa laverdaica

El escritor y poeta español Gumersindo Laverde y Ruiz (183590), creador del eneasílabo que lleva su nombre, elaboró con él dos modalidades estróficas que reciben la denominación común de «estrofa laverdaica».
Se trata en realidad de una composición que puede conformarse por tres o cuatro eneasílabos acentuados en segunda, sexta y octava silabas, y un pentasílabo adónico final.
En cuanto a su rima, es consonante y alterna.



El soneto laverdaico

Basándose en la primera modalidad de la estrofa laverdaica y siguiendo el modelo inglés del soneto sáfico, el poeta Luis Estoico presenta el 29 de julio de 2013 lo que da en llamar «soneto  laverdaico».


Te quiero

En versos laverdaicos digo:
Te quiero con el alma entera,
y más expresaré: contigo
¡siempre estuviera!

Pues eres la mujer soñada,
la diosa de mi otoño en flor,
la bella que me inspira, el hada
¡plena de amor!

Tan sólo a tu costado siento
que puedo hasta la nube asir,
andar por el azul contento
¡nunca partir!

Te digo que te quiero toda
¡en esta laverdaica coda!



Como Romeo y Julieta
23/08/2013

Tu vista al contemplarme expone
la angustia que en tu pecho anida,
angustia que a los dos impone
¡áspera vida!

Romeo y su Julieta amada
sufrieron nuestra misma suerte,
mas nunca les detuvo nada
¡menos la muerte!

Amémonos sin más, mi rosa,
vivamos nuestro gran amor,
que siempre ante la gente ociosa
¡es superior!

Arráncate la angustia y sella
¡mis labios con tus labios, Bella!



El soneto sáficolaverdaico

Se debe también a don Gumersindo Laverde y Ruiz la elaboración de tres versos sáficos seguidos de un eneasílabo laverdaico.
Luis Estoico aplica esta modalidad y manteniendo la estructuración alternada para la rima de los cuartetos, pero quedando al arbitrio del poeta la disposición rimática puesto que los metros usados no distan mucho entre sí, presenta el 01 de agosto de 2013 lo que llama «soneto  sáficolaverdaico».


Cintia pálida y fría

Pálida y fría por el cielo cruza
Cintia en su carro de brillante plata,
todo a su paso, hasta cualquier menuza,
conviértese en estrella nata.

Verla luciente y tan hermosa epata,
todas las almas de pasión aguza,
Diosa que al niño flechador empata
¡y el récord a Cupido azuza!

Tiene la gracia y otrosí carisma,
tiénelo todo la deidad que esplende,
tiénelo todo, pero algo abisma
el centro en que su luz se prende.

Ella que amores en el mundo enciende
¡nunca los halla para ella misma!




Algo a tener en cuenta en esta propuesta poética es que los dos versos con que concluye la composición pueden disponerse en pareados.
Por ende, las posibilidades rítmicas pueden ser:
ABAB–ABAB–CDCD–DC
ABAB–ABAB–CDCD–EE
ABAB–BCBC–CDCD–DC
ABAB–BCBC–CDCD–EE
ABAB–CDCD–EFEF–FE
ABAB–CDCD–EFEF–GG,
etc.




Ahora veamos una composición donde Luis Estoico conjunta los sonetos sáfico, sáficoadónico y laverdaico:


Tríptico del dolor
08/08/2013


I

Sólo al mirarte tu dolor advierto,
sé lo que sientes mas ni dices nada,
sola te abismas en su mar incierto,
¡sola y callada!

Siempre contigo me tuviste, amiga,
sabes que cuentas con mi apoyo dado,
soy el que nunca su amistad desliga,
¡siempre a tu lado!

Sufres y mucho, mas nonada expresas,
nave sin velas en el mar te expones,
mar de lo triste… y en sus aguas presas
¡dos ilusiones!

Sufres por alguien que conozco bien…
¡Duéleme verlo padecer también!


II

Duéleme verte padecer también,
eres mi amigo, por lo tanto escucha:
no te derrumbes y por ella ten
¡el alma levantada en lucha!

Pero primero su indulgencia ruega,
ponte de hinojos y tu orgullo vence,
bríndale besos, tu pasión despliega,
¡con frases del amor convence!

Sólo te pido que jamás tan triste,
sola y callada la volviera a ver,
siempre a su lado permanece y viste
¡por íntegro de paz su ser!

¡Haz que se sienta tan feliz contigo…!
¡Ámala mucho, mi estimado amigo…!


III

Y yo me quedaré mirando
así como el que mira fotos,
mirar de quienes van quedando
¡solos e ignotos!

Mi amiga seguirá su senda,
tendrá felicidad, calor…
Jamás con lucidez comprenda
¡sufro de amor!

Si vivo y viviré fingiendo
por ella, por su propio bien,
sonrío y a la vez sonriendo
¡muero también!

Que sea venturosa imploro
¡ni importe si después la lloro!




miércoles, 15 de mayo de 2013

EL SONETO TRUNCADO O CURTAL SONNET


Esta modalidad del soneto apareció en 1918 al publicarse póstumamente la obra del sacerdote y poeta inglés Gerard Manley Hopkins (1844–89).
La forma, que sólo se encuentra en los poemas “Pied Beauty”, “Peace” y “Ash Boughs”, es una condensación del soneto en un sexteto y un quinteto, conformando en consecuencia once versos o, para ser más exactos, diez versos y medio, pues el último es quebrado y su medida silábica no supera el semiverso.
El esquema de sus rimas es ABCABC–DCBDc o bien ABCABC–DBCDc.


¡A VUESTRO LADO...!
Luis Estoico

Sin vuestro amor encuéntrome sumido
en un dolor que amata mi existencia
pues el alma maltrata sin cuidado.
Sin vuestro aliento hállome vencido
que un simple viento cáusame dolencia,
¡oh, mi señora, encáuzame de grado!

Vos solamente sois el restaurante
que de repente tórname sanado,
sólo vos quien retórname conciencia
que en la existencia soy el más amante
¡a vuestro lado!



AMOR PIRATA
Luis Estoico

Abatidos los fuertes de la plaza
en mis brazos teneros pretendí
por audaz y certero vencedor;
mas al veros los ojos la amenaza
que encubrían al punto percibí
como rayo en la noche sin fulgor.

Preferíais la muerte, me decían
deteniendo al instante el frenesí
que causábame el alma con ardor…
¡Por la fuerza mis ansias no obtendrían
vuestro amor!




En la versificación inglesa los versos de arte menor son pentámetros yámbicos, y el verso corto final es trímetro. (Ver "Formas poéticas inglesas")


lunes, 13 de mayo de 2013

FORMAS POÉTICAS ANTICUADAS

En este apartado nos referiremos a algunas composiciones que no tuvieron el mismo arraigo que sus contemporáneas, aunque fueran cultivadas profusamente en su momento.



EL BAILE

En la composición de las letras de baile se utilizaban preferentemente los metros dactílicos y en su desarrollo ofrecían semejanzas con el cosante.

Del “Romancero general”:

Zagaleja del ojo rasgado
vente a mí que no soy toro bravo.

Vente a mí, zagaleja, vente,
que adoro las damas y no mato la gente.

Zagaleja del ojo negro,
vente a mí que te adoro y quiero.

Dejaré que me tomes el cuerno
y me lleves si quieres al prado:

Vente a mí que no soy toro bravo.




Aquel pajecico de aquel plumaje
aguilica sería quien lo alcançase.

Aquel pajecico de los airones
que volando lleva los corazones:

Aguilica sería quien lo alcançase.


Uno de los bailes que alcanzaron mayor popularidad se hallaba compuesto en cuartetos asonantados de decasílabos dactílicos y versos de arte mayor (extraído de la "Colección de entremeses, loas, bailes, jácaras y mojigangas" de Emilio Cotarelo):

Baile de la Mari Zápalos

–Mari Zápalos vente conmigo
al verde sotillo de Vacia Madrid,
que con sólo pisarle tu planta
no a de aver más Flandes que el ver tu país.

–La lisonja, zagala, te estimo,
mas tengo rezelos que aquel malandrín;
como vió que veníamos solas,
oliendo el contueso se viene tras mí.

–Bien as dicho y si yo digo no me engaño
por entre las ramas le veo venir.
–Corre, Gila… –Ya boy como un gamo.
–¿Para qué huis de Pedro Martin?

Por la estampa de aquesta chinela
que tiene ventaja maior que un chapín
qual si fue rayo, perro de muestra,
oliendo los vientos, me bengo tras ti.

–¡Ay, Jesus, y que frio me ha dado!
Dios te lo perdone. –Ca, vuelve en ti.
–¿Qué pensábades, que era Juanillo?
–Ha dado en cansarme ese chisgarabís. (…)



Con el tiempo la forma métrica de los bailes varió desde simples romances, seguidillas, coplas de zéjel, villancicos, letrillas, etc. hasta formas polimétricas difíciles de encasillar.



LA CANTIGA DE REFRÁN

Originado en la poesía de los trovadores provenzales, la cantiga de refrán, con retornelo o estribillo, era una forma poética que guardaba semejanza con el zéjel, aunque en este caso el estribillo se componía de cuatro versos, la mudanza de cuatro versos no monorrimos y, antes de la vuelta, se intercalaban uno o más versos de enlace, alguno de los cuales rimaba con la mudanza.
Dos modelos de esta especie abundan en las “Cantigas” de Alfonso X el Sabio con los esquemas abab:cdcd:cdcb y abab:cded:fdgb.
La “Serrana de Riofrío”, del Arcipreste de Hita, comienza con un estribillo de tres versos al que siguen estrofas octosílabas. Cada estrofa se inicia iterando la misma palabra con que concluye la anterior:

Sienpre se me verná emiente
d'esta serrana valiente,
Gadea de Riofrío.

A la fuera d'esta aldea,
la que aquí he nonbrado,
encontréme con Gadea,
vacas guarda en el prado;
yo·l dixe: «¡En buena ora sea
de vós, cuerpo tan guisado!»
Ella me repuso: «¡Ea!
¿La carrera as errado
e andas como radío?»

«Radío ando, serrana,
en esta grand espessura;
a las vezes omne gana
o pierde por aventura;
mas, quanto esta mañana,
del camino non he cura,
pues vos yo tengo, hermana,
aquí en esta verdura,
ribera de aqueste río».

Ríome como repuso
la serrana tan sañuda;
desçendió la cuesta ayuso,
como era atrevuda;
dixo: «¿Non sabes el uso
cómo·s doma la res muda?
Quiçá el pecado te puso
esa lengua tan aguda.
¡Si la cayada te enbío…!»

Enbïóme la cayada
aquí, tras el pestorejo,
fízome ir la cuestalada,
derribóme en el vallejo;
dixo la endïablada:
«Así api[o]lan el conejo;
sobart' é», diz, «el alvarda
si non te partes del trebejo:
¡liévate, vete, sandío!» (…)


En la cantiga del “Ave María” el estribillo lo conforman tres octosílabos monorrimos y un pie quebrado con rima diferente.
La estrofa, compuesta por diez versos irregulares donde dominan los de siete y ocho sílabas, salvo el quinto y el décimo que son quebrados, se inicia con unas palabras del Ave María en latín; luego viene el segundo verso que rima con el quinto; tercero y cuarto son sueltos; los cuatro siguientes conforman dos pareados, y finalmente el quebrado que sirve de vuelta: aaab–cdecffggb, etc.

Ave María gloriosa,
Virgen Santa preçiosa
cómo eres piadosa
todavía.

Graçia plena, sin mançilla,
abogada,
por la tu merçed, Señora,
fas esta maravilla,
señalada,
por la tu bondad agora
goárdame toda hora
de muerte vergoñosa,
porque loe a ti, fermosa,
noche e día.

Dominus tecum:
estrella resplandeçiente,
melesina de coydados,
catadura muy bella,
relusiente,
sin mansilla de pecados,
por los tus gosos preçiados
te pido, virtuosa,
que me guardes, limpia rosa,
de foylía.

Benedicta tu,
honrada sin egualança,
siendo Virgo conçebiste,
de los ángeles loada
en altesa;
por el fijo que pariste,
por la graçia que oviste,
¡O bendicha fror e rosa!
Tú me guarda, piadosa,
et me guía. (…)



CANTIGA DE MAESTRÍA

Respecto de la cantiga anterior, la de maestría carece de refrán y llámabase así porque se la consideraba mejor elaborada y reproducía cabalmente el modelo provenzal, utilizando para ello una métrica más culta y variada.
El Arcipreste de Hita, Juan Ruiz, fue un gran cultivador de esta forma poética, aunque en su composición difería en esquemas y estructuras:
–Estrofa trovadoresca: siete octosílabos con tres rimas, como suma de una cuarteta y de un tercetillo: ababccb.

La serrana de Malangosto

Pasando yo una mañana
el puerto de Malangosto
asaltóme una serrana
tan pronto asomé mi rostro.
“Desgraciado, ¿dónde andas?
¿Qué buscas o qué demandas
por aqueste puerto angosto?”

Contesté yo a sus preguntas:
“Me voy para Sotos Albos”
Dijo: “¡El pecado barruntas
con esos aires tan bravos!
Por aquesta encrucijada
que yo tengo bien guardada,
no pasan los hombres salvos.”

Plantóseme en el sendero
la sarnosa, ruin y fea, dijo:
“¡Por mi fe, escudero!
aquí me estaré yo queda;
hasta que algo me prometas,
por mucho que tú arremetas,
no pasarás la vereda.” (…)


La misma forma, pero con sólo dos rimas: abababb.

La serrana del Cornejo

Do la casa del Cornejo
primer día de selmana,
en comedio del vallejo,
encontré una serrana
vestida de buen bermejo
e buena çinta de lana;
díxele yo ansí: «Dios te salve, hermana».

Diz: «¿Qué buscas por esta tierra?
¿Cómo andas descaminado?»
Díxele yo: «Ando la sierra
do querria cassar de grado».
Ella dixo: «Non lo yerra
el que aquí es cassado:
busca e fallarás recabdo.

»Mas, pariente, tú te cata
si sabes de sierra algo».
Yol dixe: «Bien sé guardar mata,
e yegua en çerro cavalgo;
sé el lobo cómo se mata:
quando yo en pos él salgo,
antes lo alcanço qu'el galgo.(…)


–Cuarteta más redondilla con tres rimas: ababbccb.

Cantiga de loores de Santa María

Santa Virgen escogida,
de Dios Madre muy amada,
en los cielos ensalzada
del mundo salud e vida.

Del mundo salud e vida,
de muerte destruimiento,
de gracia llena complida
de coitados salvamento
de aqueste dolor que siento
en presión sin merecer,
tú me deña estorcer
con el tu defendimento.

Con el tu defendimento,
non catando mi maldad
nin el mi merecimiento
mas la tu propia bondad;
que confieso en verdat
que so pecador errado;
de ti sea ayudado,
por la tu virginidad.

Por la tu virginidad
que non ha comparación,
nin hobiste egualdad
en obra e entención,
complida de bendición;
pero non só mereciente,
venga a ti, Señora, en miente
de complir mi petición.(…)


–Cuarteta con sólo los pares rimados y una redondilla que recoge en sus versos primero y cuarto la rima de la cuarteta: abcbbddb.
Empero, sobresale por la peculiar composición de su métrica la cantiga “Madre de Dios gloriosa” donde siete estrofas desarrollan el siguiente esquema: a8–b7–a8–b7–c4–c4–c8–b7.

Madre de Dios gloriosa,
Virgen Santa María,
fija et leal esposa,
del tu fijo Mexía,
tú, Señora,
dame agora
la tu graçia toda hora,
que te sirva todavía. (…)


Sin embargo, la fórmula más cultivada aparece en la cantiga “La tu dulce esperanza”, del canciller Pero López de Ayala: abba–cdcdabba.

La tu dulce esperanza,                         
Reina noble, de valor,                           
Virgen digna de honor,                        
me mantiene en alegranza.               

A ti amo yo servir                  
agora e cada día,                      
del tu servicio partir                              
mi corazón non querría,                     
ca toda mi buenandanza                    
es cuidar en tu loor,               
e de mí tira dolor,                    
si tengo, o tribulanza.                                   

De ti quiero escribir                               
loores de grant valía,                            
ca tú me fazes vevir                
esforzado todavía;                 
en ti tengo grant fïanza                       
que, por ser tu servidor,                      
maguer só muy pecador,                    
habré de Dios perdonanza.         
(…)


Otra variedad que utilizó el canciller enlaza las estrofas mediante la repetición al comienzo de cada una del último verso de la anterior: abba–accaadda.

Tristura e grant cuidado

Tristura e grant cuidado                    
son comigo todavía,                              
pues plazer e alegría                              
así m'han desamparado.                   

Así m'han desamparado                    
sin les nunca merecer,                           
ca siempre amé plazer,                         
de alegría fui pagado;                           
e agora, por mi pecado,                       
contra mí tomaron saña:                   
en esta tierra estraña                            
me dejaron olvidado.                                                

Me dejaron olvidado                            
en una prisión escura                            
do cuidado e tristura                            
me fallaron muy penado:                   
pues me vieron apartado,                  
nunca se parten de mí;                          
desde entonce fasta aquí                     
d'ellos ando acompañado.                .                    

D'ellos ando acompañado,                             
en mi triste corazón                               
siempre e en toda sazón                      
lo tienen muy bien guardado;                         
e veo que a su grado               
de mí non se partirán,                          
e comigo morarán                   
en cuanto fuere cuitado.(...)                      




EL DECIR

La forma propia del decir o dezir consistía en una serie más o menos larga de coplas octosílabas de arte menor, reales, castellanas o mixtas. Empero, también podía componerse en coplas de pie quebrado y en metro hexasílabo y de arte mayor.
Su tema principal era de carácter didáctico, político o cortesano más que amoroso.
Gran componedor de decires fue el poeta Alfonso Álvarez de Villasandino:

Al Rey don Enrique, padre del Rey nuestro Señor [Don Juan II]

Noble vista angelical,
alto señor poderoso,
Rey onesto, orgulloso,
de coraçon muy real,
yo un vuestro natural
vos presento este deitado,
por que veo este reinado
cada dia andar con mal.

Por el mucho mal que veo
en este reino cuitado,
tome carga e cuidado
de fazer con grant deseo
este escripto maguer feo,
para vos dar en presente;
porque veo ciertamente
muy floxo vuestro correo.

Fablare primeramente
en los vestros regidores,
por que son governadores
deste reino e de la gente:
a oriente e a ocidente
nunca cessan de robar:
quanto pueden alcançar
toman lo de buena mente.

Tienen ellos los dineros
mas espessos que enxambre,
e matan a vos de fanbre
e a los vuestros escuderos;
Señor, tales cavalleros
non parescen regidores,
salvo lobos robadores,
cobdiciossos, manzilleros.

Fezieron repartimientos
por muy estraña arte;
cada uno tomo parte
de vuestros recabdamientos,
por lo cual los ponimientos
fasta oy non son pagados;
vuestros vasallos cuitados
andan pobres e fanbrientos.(…)



Al condestable Ruy Lopes Dávalos, de la ciudad de Segovia

Doled vos de mi, señor condestable,
que ya non alcanço solo dia e vito;
doled vos de mi, que non se que fable,
atanto me siento de todo bien quito:
doled vos de mi, que bivo maldito
en tribulacion, pobre sin dinero;
doled vos de mi, que ya desespero,
teniendo que ando aqui por precito.

Doled vos de mi, que yendo al aldea
perdi una mula de que era pagado;
doled vos de mi, si muy cedo seya
el mundo estroido e todo asolado:
doled vos de mi, ¡ay desconsolado!
que con grant pobreza non se que me digo;
doled vos de mi, que non fallo abrigo
en quien me devia tener abrigado.

Doled vos de mi, que ya desatiento
con fanbre, con sed, con desesperança;
doled vos de mi, pues mi libramiento
de oy en cras veo que anda en balança:
doled vos de mi, que poca fiança
tengo en el mundo segunt que lo veo;
doled vos de mi, que quanto deseo
es grant fantassia por maginança.

Doled vos de mi por vuestra mesura,
pues algunos tienpos vos fize servicio;
doled vos de mi, que bivo en tristura,
de bien alongado sin plazer e viçio:
doled vos de mi, que ya non cobdicio
trobar nuevas cossas nin oir cantares;
doled vos de mi, pues tengo pesares,
por que nunca pude cobrar un officio.

Doled vos de mi, [que] fago mis llantos
assi por plazas como en escondido;
doled vos de mi que tales quebrantos
non sofrieron otros como yo e sofrido:
doled vos de mi, si vos he servido
asaz cuanto abasta la mi pobre suerte;
doled vos de mi, que pido la muerte
con pura lazeria e amargo gemido. (…)


En sus “Dezires, layes y canciones” Rubén Darío retoma dos formas de decires de Johan de Duenyas:
–una en doce versos, de ocho y de cuatro sílabas (versos segundo y quinto), rimas aabaabccdede, con finida aabaab, donde los quebrados ocupan la misma posición que en la duodécima;
–y otra de siete versos octosílabos, rimas ababccb.

Dezir

Reina Venus, soberana
capitana
de deseos y pasiones,
en la tempestad humana
por ti mana
sangre de los corazones.
Una copa me dio el sino
y en ella bebí de tu vino
y me embriague de dolor,
pues me hizo experimentar
que en el vino del amor
hay la amargura del mar. (…)

Finida

Bella a quien la suerte avara
ordenara
martirizarme a ternuras,
dio una negra perla rara
Luzbel para
tu diadema de locuras.


Otro dezir

Ponte el traje azul, que más
conviene a tu rubio encanto.
Luego, Mía, te pondrás
otro, color de amaranto,
y el que rima con tus ojos,
y aquel de reflejos rojos
que a tu blancor sienta tanto. (…)



LA DESFECHA

Designábase así a la composición que se inspiraba en el mismo asunto que otra poesía, del cual presentaba una versión más condensada y lírica.
La desfecha podía presentarse en forma de copla, canción o villancico, en metro hexasílabo u octosílabo.
El nombre aparece a veces en la forma modernizada deshecha, y en la aragonesa desfeyta. 
Como ejemplo veamos la “Cantiga de Santa María” y su desfecha compuestas por Alfonso Álvarez de Villasandino
 
Generosa, muy hermosa,
sin mancilla Virgen Santa,
virtuosa, poderosa,
de quien Lucifer se espanta:
tanta
fué la tu grand omildat,
que toda la Trenidat
en ti se encierra, se canta.
 
Placentero fué el primero
gozo, Señora, que hobiste;
cuando el vero mensajero
te saluó, tú respondiste.
Trojiste
en tu seno virginal
al Padre celestial,
al cual sin dolor pariste.
 
Quien sabría nin diría
cuánta fué tu omildanza,
o María, puerta e vía
de salud e de holganza.
Fianza
tengo en ti, muy dulce flor,
que por ser tu servidor
habré de Dios perdonanza.
 
Noble rosa, hija e esposa
de Dios, e su madre dina,
 amorosa es la tu prosa,
Ave, estela matutina.
Enclina
tus orejas de dulzor
oyendo a mí, pecador,
ayudándome festina.
 
Quien te apela maristela,
flor del ángel saludada,
sin cabtela non recela
la tenebrosa morada.
Criada
fuste limpia, sin error,
porqu'el alto Emperador
te nos dió por abogada.
 
Que parrías al Mexías
dijeron gentes discretas,
Jeremías e Isaías,
Daniel e otros profetas.
Poetas
te loan e loarán,
e los santos cantarán
por ti en gloria chanzonetas.
 
O beata inmaculata,
sin error desde abenicio,
bien barata quien te cata
mansamente sin bollicio.
Servicio
hace a Dios, nuestro Señor,
quien te sirve por amor
non dando a sus carnes vicio.


Desfecha de esta cantiga de Santa María

Virgen dina de alabança
en ti es mi esperança.
¡Santa, o clemens, o pia,
O dulcis virgo Maria!
Tu me guarda noche e dia
de mal e de tribulança.
Ave Dei, mater alma,
llena bien como la palma,
torna mi fortuna en calma
mansa, con mucha bonança.
Inviolata permansiste
quando Agnus Dei pariste:
fazme que non biva triste,
mas ledo sin toda errança.
Tu fueste e seras e eres
bendita entre las mugeres,
tus gozos fueron plazeres
en el mundo sin dudança.
Rosa en Jerico plantada,
de angeles glorificada,
Tu seas mi abogada,
pues en ti tengo fiança.
Talamo de Dios e templo,
cuando tu vida contenplo,
por leyes nin por enxenplo
non fallo tu egualança.
Graciosa vita dulcedo
por quien se compusso el Credo,
torname de triste, ledo
con tus dones de amistança.
Contrario de Eva, ave
de los cielos puerta e llave,
ruega al tu Fijo suave
que me oya mi rogança.



EL ECO

Recibió el nombre de eco la poesía cuyas rimas eran repetidas por unas breves palabras que seguían inmediatamente a los versos respectivos.
Juan del Encina compuso el primer ejemplo castellano de esta forma poética en un poema conformado por cincuenta octosílabos con sus correspondientes ecos.


Égloga de Plácida y Vitoriano

Aunque yo triste me seco,
eco
Retumba por mar y tierra;
yerra,
que a todo el mundo o fortuna;
una
es la causa sola dello.
Ello    
sonará siempre jamás.         
Mas    
adonde quiera que voy,       
oy,       
hallo mi dolor delante.         
Ante   
va con la quexa cruel             
él,         
dando al amorosa fragua  
agua.  
Soy de lágrimas de amar   
mar,   
y daría por más lloro            
oro,     
que el llorar me satisfaze,  
haze    
desenconar mi postema. (…)            



Lope de Rueda recogió esta composición en la segunda jornada de su “Discordia y cuestión de amor”:

–Fortuna ¿no me oyes, di?
–Di.
–¿Quién está detrás de mí
que mis palabras oyó?
–Yo.
–¿Quién, quien me respondió
con yo áspero y seco?
–Eco.
–¿Por qué me hablas tan hueco?
–¿Quién eres? deja el donayre.
– Aire!


Más tarde Baltasar de Alcázar lo renovó en su “Diálogo entre un galán y el eco”, en el cual figuran cincuenta y cinco redondillas con sus respectivos ecos:

GALÁN: En este lugar me vide
cuando de mi amor partí;
quisiera saber de mí,
si mi suerte no lo impide.
ECO: Pide.
GALÁN: Temo novedad o trueco,
que es fruto de una partida;
mas ¿quién me dice que pida
con un término tan seco?
ECO: Eco.
GALÁN: ¿La que siguió con tal priesa
las pisadas de Narciso?
La que por Júpiter quiso
ser contra Juno traviesa?
ECO: Esa.
GALÁN: ¿Qué andas por aquí buscando,
bella ninfa? ¿Es a tu amor,
o vencida del dolor,
andas tus males llorando?
ECO: Ando.
GALÁN: Así Narciso te vea
con más piedad que solía,
que informes al alma mía
de las cosas que desea.
ECO: Sea.
(…)



Finalmente nos hallamos con el acabado ejemplo de Rubén Darío, en su poema “Eco y yo”:

Eco, divina y desnuda
como el diamante del agua,
mi musa estos versos fragua
y necesita tu ayuda,
pues, sola, peligros teme.
–¡Heme!
–Tuve en momentos distantes,
antes,
que amar los dulces cabellos
bellos
de la ilusión que primera
era
en mi alcázar andaluz,
luz;
en mi palacio de moro,
oro;
en mi mansión dolorosa,
rosa.
Se apagó como una estrella
Ella.
(…)



EL PERQUÉ

Esta composición, llamada también aquelindo, se encuentra conformada por una serie de dísticos octosílabos cuya disposición métrica aparece en orden contrapuesto a su disposición sintáctica: la frase principia en el segundo verso de un dístico y culmina en el primero del siguiente.
Generalmente la serie es precedida por una redondilla o quintilla con la cual enlaza el primer dístico.
El primer perqué conocido pertenece a don Diego Hurtado de Mendoza y allí los dísticos corresponden a una pregunta:

Pues no quiero andar en corte
nin lo tengo por deseo,
quiero fer un devaneo
con que haya algún deporte
y qualque consolacion:
¿Por qué en el lugar de Arcos
no usan de confesión?
¿Por qué la disputación
faze pro a las devegadas?
¿Por qué malas peñoladas
fazen falsos los notarios?
¿Por qué mandan los vicarios
ir frayres de dos en dos? (…)


Como serie alterna de preguntas y respuestas lo usaron después varios poetas, entre ellos Juan del Encina:

Perqué de amores recuestando a una gentil mujer

–Dezid, vida de mi vida,
¿Por qué tardáis mi deseo?
–Señor mío, porque creo
que me ponéis en olvido.
–Pues ¿por qué tenéis creído
lo que yo nunca pensé
si bien o mal me queréis?
Pues, ¿por qué razón ponéis
en mi firme fe mudanza?
–Porque perdáis esperanza
del galardón que pedís.
–Pues ¿por qué me lo decís
agora que me habéis muerto?
–Porque temo, e se de cierto,
que por vos he de perderme. (…)


En “El rufián dichoso” don Miguel de Cervantes inicia la serie con una redondilla:

Escucha la que viniste
de la jerezana tierra
a hacer a Sevilla guerra
en cueros, como valiente;
la que llama su pariente
al gran Miramamolín;
la que se precia de ruin
como otras de generosas;
la que tiene cuatro cosas
y aun cuatro mil, que son malas;
la que pasea sin alas
los aires en noche escura;
la que tiene a gran ventura
ser amiga de un lacayo; (…)


Unos mil dísticos compuso Alonso de Barros en sus “Proverbios morales”:

Cuanto más lo considero,
más me lastima y congoja
ver que no se muda hoja
que no me cause algún daño;
aunque, si yo no me extraño,
todos jugamos un juego,
y un mismo desasosiego
padecemos sin reposo;
pues no tengo por dichoso
al que el vulgo se lo llama,
ni por verdadera fama
la voz de solos amigos.
Ni por fieles testigos
los que son apasionados.
Ni tampoco por honrados
los que no son virtuosos.
Ni los que son envidiosos
por vecinos de codicia.
Ni pienso que hará justicia
el que no tiene conciencia.
Ni al que le falte experiencia
tendré por buen consejero. (…)



LA RECUESTA

Recibía este nombre toda poesía sobre temas de controversia o sobre proposiciones en forma de enigma. Se conformaba con los mismos metros y estrofas del decir y era condición que se desarrollaran ajustándose a la clase y número de los versos y a la forma y desarrollo rimático de las respectivas preguntas.
Muchas recuestas se reducían a una sola copla de arte mayor o menor constando algunas de ellas de dos o tres estrofas.
Conocida fue la recuesta de Alfonso Álvarez de Villasandino sobre la gaya ciencia y la contestación de Juan Alfonso de Baena, ambas en arte mayor, cuatro estrofas y finida. Otra recuesta, en nueve coplas de arte mayor, fue la dirigida por frey Diego de Colunga a Villasandino sobre pasajes del Apocalipsis.
Estas y otras recuestas figuran en el Cancionero de Baena.


Alfonso Álvarez de Villasandino:

A mi bien me plaze por que se estienda
la gaya çiençia en bocas de tales
que sean donossos fydalgos…
E troben limado syn pavor de emienda;
mas pues que los torpes ya sueltan la rienda,
quemen sus libros do quiera que son
Virgilio e Dante, Oraçio e Platon,
e otros poetas que diz la leyenda.

Aquí todo bueno su sesso despienda,
e juntense algunos de los naturales,
legos e artistas e retorycales
que han e ovieron onrossa bivienda;
apaguen tal fuego por que non se ençienda
mandando que callen aquellos que non
resçiben por gracia divina este don
de la poetria: todo omme lo entienda.

E por que se esclaresca mas esta fazienda
pongamos exenplo en los menestrales:
non deven bevir en onras yguales
el muy lyndo xastre con el que remienda;
que el uno meresçe tener ryca tienda,
el otro vil choça como remendon,
pues a que le fallesçen lo de Salamon,
delante maestros loor non attienda.

Quien de los molinos do ay grant molienda
furta farina e fynche costales,
después la derrama por plazas e ostales,
este non deve bevyr syn contienda:
assy todo sabio escuche e aprehenda
e los ynorantes demanden perdón.
Que non es seguro lidiando el varon
sy non tiene armas con que se defienda.

Finida

Pues quien poco sabe coviene que se ryenda
como se rynde la garça al falcon,
ca en sus proverbios el sabio Caton
dis quel bien suba, el mal que desçenda.




Juan Alfonso de Baena:

Segunt que fyngydes so vestra encomienda
están las çiençias de todos metales,
mas testos e glosas de mis decretales
segunt me paresçe leystes corrienda;
por ende, maestro, sabet que respenda
de vestra ordenança el muy grant Remon,
Rycardo e Panfylo, Escoto e Agrymon,
los quales mandaron que vos reprehenda.

Ca puesto por caso que puge e traçenda
la vestra çiençia de fynos cristales,
e callen los synples remotos brucales
que non fueron dinos aver tal prebenda.
A vestra persona sotyl, reverenda,
fermoso le fuera loar con rason
los altos poetas que luenga sason
trobaron por artes de alta calenda.

E por que non syento quien non condeçenda
a vestras dotrinas por ser tan morales,
las flores de adelfa con lyndos rosales
que non se conforman en dar su ofrenda;
por ende syguiendo, señor, vestra senda
e non lo tomando de vos el baldon,
yo çerca  de aquesto so vestro pendon
seré todo syempre: tomad esta prenda.

Pero sy vos plase que desto dependa,
que tangan las tronpas e los atabales
e yo suba quintas en boses tunbales,
de vestra madexa quebrada es la cuenda;
ca yo non me ryndo commo omme que arryenda,
pero sy vos punço en el corazón,
faré que vos tome tan grant toroçon
que desta lynda arte vos pryve e suspenda.

Finida

Pasteles de pollo con polvos de hienda
e festes de noya con buen salpycon
vos tengo guissados en un replicon,
sobre que bevades, señor, en merienda.








–Sherrinford–


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