lunes, 29 de abril de 2013

TENTATIVAS ESTRÓFICAS

Las tentativas por constituir una estrofa nueva no es asunto reciente, sino que a lo largo del tiempo cada generación poética ha tratado de producir cambios e innovaciones en el cuadro de las estructuras conocidas.
Entre los tipos de versos y estrofas que se han cultivado, unos gozaron de una efímera u ocasional existencia, otros tuvieron una actuación más o menos extensa y algunos se han mantenido de forma permanente.
En este ítem abordaremos algunas de esas tentativas que no prosperaron, fueron productos ocasionales o bien no tuvieron seguidores.

  
1) Combinación de endecha real y sexteto.

La excelsa poeta mexicana Sor Juana Inés de la Cruz (165195) combinó la endecha real con el sexteto en dos poesías de los Nocturnos de San Pedro (1683). En esta combinación aparece un tercer verso como pie quebrado que repite a manera de eco la rima del segundo heptasílabo:


Segundo nocturno de San Pedro

Oh pastor que has perdido
al que tu pecho adora:
llora, llora
y deja dolorido,
en lágrimas deshecho,
el rostro, el corazón, el alma, el pecho.

Si el arrepentimiento
tu corazón oprime,
gime, gime,
lastime tu lamento,
y doloroso anhelo,
a la tierra, a la mar, al aire, al cielo. (….)

Y si a dar tiernas voces
el mal te necesita,
grita, grita,
y tus penas atroces
oïgan tus querellas
los Luceros, el Sol, Luna y Estrellas.

El curso ya empezado
tus lágrimas no acaben:
laven, laven
la mancha del pecado
hasta que estés glorioso,
limpio, resplandeciente, puro, hermoso.


2) Combinación de dos cuartetos endecasílabos y un tercetillo octosílabo.

El poeta colombiano José Asunción Silva (186596) construyó su poema Muertos en estrofas constituidas por dos cuartetos endecasílabos en que únicamente los versos pares riman entre sí respectivamente, y un tercetillo octosílabo: ABCBDEFEghg.

En los húmedos bosques, en otoño,
al llegar de los fríos, cuando rojas,
vuelan sobre los musgos y las ramas
en torbellinos, las marchitas hojas,
la niebla, al extenderse en el vacío,
le da al paisaje mustio un tono incierto
y el follaje do huyó la savia ardiente
tiene un adiós para el verano muerto
y un color opaco y triste
como el recuerdo borroso
de lo que fue y ya no existe. 

En los antiguos cuartos hay armarios
que en el rincón más íntimo y discreto,
de pasadas locuras y pasiones
guardan, con un aroma de secreto,
viejas cartas de amor, ya desteñidas
que obligan a evocar tiempos mejores,
y ramilletes negros y marchitos,
que son como cadáveres de flores
y tienen un olor triste
como el recuerdo borroso
de lo que fue y ya no existe. 

Y en las almas amantes cuando piensan
en perdidos afectos y ternuras
que de la soledad de ignotos días
no vendrán a endulzar horas futuras,
hay el hondo cansancio que en la lucha,
acaba de matar a los heridos,
vago como el color del bosque mustio
como el olor de los perfumes idos,
¡y el cansancio aquél es triste
como el recuerdo borroso
de lo que fue y ya no existe!

3°) Los quintetos de Gutiérrez Nájera.

Para su poema Mis enlutadas, el poeta, escritor y periodista mexicano Manuel Gutiérrez Nájera (185995) utilizó quintetos formados por versos de 1171155 y rimados AbCab, donde b es asonante.

Descienden taciturnas las tristezas
al fondo de mi alma,
y entumecidas, haraposas, brujas,
con uñas negras
mi vida escarban. 

De sangre es el color de sus pupilas,
de nieve son sus lágrimas,
hondo pavor infunden… Yo las amo
por ser las solas
que me acompañan. 

Aguárdolas ansioso, si el trabajo
de ellas me separa,
y búscolas en medio del bullicio,
y son constantes,
y nunca tardan. 

En las fiestas, a ratos se me pierden
o se ponen la máscara,
pero luego las hallo, y así dicen:
¡Ven con nosotras!
vamos a casa. (…)


4°) La estancia de diez versos pareados.

En Consejos de un padre a su hija, el poeta mexicano José Joaquín Pesado Pérez (180161) empleó una estancia de diez versos pareados cuya estructura es la siguiente: AaBBCCddEE.

Hija, preciosa como grano de oro,
de amor rico tesoro;
Bella, como la luna en noche fría,
o como estrella que precede al día;
graciosa, como cándida paloma
cuando serena por el cielo asoma:
no suena en la espesura
la ave con tal dulzura,
Hija, retrato de tu hermosa madre,
como tu voz al corazón de un padre. 

Encanto de mi amor y de mi vida,
al corazón unida
como a su tallo la azucena hermosa,
o a su verde botón purpúrea rosa.
Cuando presente estás, mi alma florece
y en tus gracias se goza y enriquece;
pero sin ti marchita,
se postra y debilita:
eres causa feliz de mi sosiego
y objeto de mi amor y casto fuego. 

Descansa aquí conmigo juntamente
al margen de esta fuente
que, corriendo a estanque cristalino,
dilata entre las flores su camino:
cúbrese el valladar de hiedras varias
y las tórtolas gimen solitarias:
nos dan sombra y asilo
el álamo y el tilo:
en esta soledad del mundo lejos
presta dócil oído a mis consejos. (…)


5°) Seguidilla simple seguida de cuarteta pentasílaba.

En la Balada del progreso, el escritor español Ventura Ruiz Aguilera (182081) se sirvió de una estrofa formada por una seguidilla simple y una cuarteta pentasílaba cuya estructura es 75755555.

A los trabajadores 

Tristes lágrimas salen
de vuestros ojos;
la fatiga os arranca
suspiros hondos.
Mas la tarea
que aún os agobia,
es vuestra vida
y vuestra gloria. 

En las viejas edades
fue el hombre esclavo;
la materia a su yugo
lo vio amarrado.
Mas él un día
se alzó rebelde
y así le dijo:
“Yo he de vencerte” 

Sobre su frente noble
Dios habia puesto
de su luz creadora
claro destello;
que derretía
los eslabones
de la cadena
que arrastró el hombre. (…)

6°) La septilla heptasílaba de don Ramón del Valle Inclán. 

En su poema No digas de dolor el insigne español don Ramón del Valle Inclán (18661936) usó septillas heptasílabas en el siguiente orden: abccbdb.

Hay una casa hidalga
a un lado del camino
y en el balcón de piedra
que decora la hiedra,
ladra un perro cansino.
¡Ladra a la caravana
que va por el camino! 

Duerme la casa hidalga
de un jardín en la sombra.
En aquel jardín viejo
el silencio es consejo,
y la voz nada nombra.
¡El misterio vigila
sepultado en la sombra! 

En el fondo de mirtos
del jardín señorial,
glosa oculta una fuente
el enigma rïente
de su alma de cristal.
¡La fuente arrulla el sueño
del jardín señorial! (…)




Sherrinford



No hay comentarios:

Publicar un comentario