jueves, 4 de abril de 2013

LAS ESTROFAS CRUZADAS Y EL POEMA CRUZADO


Como se sabe, el poeta Luis Estoico basó su SONETO CRUZADO en el carillón, poema francés que sustentándose en la estructura de los cuartetos de un soneto crea otro que se inserta entre los dos de origen:

ABBA   2ª estrofa   ABBA
ABAB   2ª estrofa   ABAB


La particularidad de este nuevo cuarteto está en que comparte rimas tanto con el primero como con el tercero, pero respetando la siguiente disposición:
Si el soneto tiene rimas abrazadas, el nuevo las tendrá cruzadas.
Si el soneto tiene rimas cruzadas, el nuevo las tendrá abrazadas.

Ahora, al insertarse el nuevo entre los cuartetos de origen, el segundo modifica sus rimas al pasar a ocupar el tercer puesto, las que de A y B pasan a ser C y D.

En consecuencia, he aquí las fórmulas que se obtienen:

ABBABCBCCDDC
ABBACACADCCD
ABBACBCBCDDC
ABBAACACDCCD

ABABBCCBCDCD
ABABCAACDCDC
ABABCBBCCDCD
ABABACCADCDC


(Estas fórmulas también pueden darse en Arte Menor, por lo que en dicho caso se escribirán en minúscula.)



Esta combinación de tres estrofas de cuatro versos la aplica también Luis Estoico en su DUODÉCIMA CRUZADA.


DECÍS QUE AMOR ES DEMENCIA

Estáis en edad perfecta,
sois bella cual una flor,
la mujer dulce y dilecta
a la que diera mi amor.
Pero bien sabe el Señor
que a pesar de lo que siento
perturba mi pensamiento
algo que me da dolor:
para vuestro entendimiento
amar es sólo demencia,
el febril padecimiento
de locos en la existencia.



EL POEMA CRUZADO


Empero, independientemente del soneto cruzado y de la duodécima cruzada, estos cuartetos pueden constituir un poema por sí solos, bien usándose los tres que dan las fórmulas obtenidas, o bien aumentándolas en la cantidad que se precise, pero respetando siempre la disposición establecida:


ABBABCBCCDDCDEDEEFFEFGFG, etc.
ABBACACADCCDEDEDFEEFGFGF, etc.
ABBACBCBCDDCEDEDEFFEGFGF, etc.
ABBAACACDCCDDEDEFEEFFGFG, etc.

ABABBCCBCDCDDEEDEFEFFGGF, etc.
ABABCAACDCDCEDDEFEFEGFFG, etc.
ABABCBBCCDCDEDDEEFEFGFFG, etc.
ABABACCADCDCDEEDFEFEFGGF, etc.



TU ESCLAVO Y PALADÍN
Alberto E. Salas

Amo y señor me rotulas sin serlo
siendo tan sólo el varón que te ama,
hombre que al viento tu gracia proclama
¡hombre que todo te diese a tenerlo!

Amo en verdad de tus ojos la flama,
amo también cuanto pisa tu pie,
¡son tus pisadas el bello epigrama
sólo visible al que adora con fe!

Yo ni me tengo ni nunca seré
amo y señor de tu solo albedrío;
no te interrumpo y tampoco desvío
¡más cuando luces vestidos de trué!

Tú me domeñas por íntegro el brío,
calmas mis ansias de amarte sin fin,
sabes la fuerza que ha mi amorío
¡sabes que tú le confieres confín!

Rosa dilecta de arcano jardín
óyeme aquí lo que siempre sustento:
sólo tu esclavo contigo me siento
¡siendo a la vez de tu amor paladín!



TUS RECUERDOS
Alberto E. Salas

Tus recuerdos visos han de obsesiones
porque estás conmigo siempre al costado
o conmigo marchas, vas a mi lado
y al querer besarte… ¡beso visiones!

Como vanos sueños, crueles al par,
tus recuerdos causan mil frustraciones,
tu presencia nunca puedo tocar
¡tus miradas sólo son ilusiones!

Si lograse olvido ya olvidaría,
pero no me fuera simple olvidar
pues si olvido todo puede borrar
¿para qué recuerdo más todavía?

Cuando voy andando en la calle
reflexiono entonces cuánto querría
abrazarte fuerte, ver en detalle
de tu rostro el brillo símil al día.

Pero en vano pienso… ¡todo ficción!
La ficción que hace finja tu talle
en cualquier momento sea o me halle
¡cual terrible, eterna, gran maldición!



LA QUE IDOLATRO
Alberto E. Salas

La niña que idolatro ni me mira,
tampoco conjetura lo que siento,
ni sabe que hasta mí cuando suspira
sus hálitos se allegan con el viento.

Tan triste mantener el sentimiento
vagando en la región de la quimera
pues siendo alrededor la primavera
¡adentro sucumbimos de enfriamiento!

La niña que idolatro si supiera
¿brindárame quizás desinterés?
El río de tu paso ni se entera
¡si nunca te humedeces ni los pies!

El miedo a la vergüenza y al revés
me tiene a la deriva navegando
¡y sólo me salvase si mirando
mis ojos descubriera mi interés!

La fémina que vivo idolatrando
avanza sin curar de mi presencia,
mi espíritu se queda suspirando
¡y vánse mis suspiros tras su esencia!



CAPITANA DE MAR
Alberto E. Salas

Cuales naves corsarias que en mis lindes
se aventuran en pos de recompensas
para ver si por último me rindes
con tus ojos asedias mis defensas.

Capitana de mar: ante mis morros
chocará la porfía que me brindes
que mejor devendrá que te deslindes
¡de la franca avidez de tus cachorros!

Cartagena de Indias con valor
enfrentó a los britanos sin acorros
que mi ejemplo la llamo con honor
¡pues les hizo perder hasta los gorros!

De la misma manera, Capitana,
sentirás de mis armas el fragor,
opondré a tus embates el fervor
¡y la fé de mi hechura castellana!

Te aconsejo por ende que desistan
tus intentos de empresa sobrehumana
¡a pesar que mis ojos ni resistan
de los tuyos su brillo de obsidiana!



Otro empleo que puede dársele a las ESTROFAS CRUZADAS es componerlas espejadamente. En este caso se respetaría la alternancia de los cuartetos, pero tres de ellos tendrían una rima en común (C):

ABBABCBCCDDCCBCBABBA
ABBACACADCCDACACABBA
ABBACBCBCDDCBCBCABBA
ABBAACACDCCDCACAABBA



LA VUELTA DEL OTOÑO
Alberto E. Salas

El otoño ha retornado
a cubrir de hojas bermejas
las solitarias callejas
tiñéndolas de herrumbrado.

Por sobre techos de tejas
el viento aviva su danza
¡es un zumbido de abejas
su vaivén en semejanza!

El otoño todo alcanza
aunque sea pequeñito,
la hormiga de su huequito
a salir no se abalanza.

Los hombres con remembranza
anclan en cosas añejas
que se pierde la esperanza
pues se cierran como almejas.

Expectador habituado
me retiro de las rejas
portando en mis manos viejas
¡rosas de rojo exaltado!





Sherrinford




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