miércoles, 13 de enero de 2010

LAS OTRAS VERSIFICACIONES CASTELLANAS

Como ya hemos visto, la versificación castellana es, en general, silábica, o, con más exactitud, isosilábica, puesto que cada forma de verso tiene un número fijo de sílabas.

Sin embargo, no toda la versificación castellana es silábica.

Entonces, hay que distinguir:


VERSIFICACIÓN AMÉTRICA

Este tipo de versificación no somete el verso ni al número de sílabas ni al ritmo. Existió desde el siglo XII al XIV, como en el Cantar del Mio Cid, con su fluctuación en hemistiquios de seis, siete y ocho sílabas donde, además, el verso anisosílabo va unido a la rima asonante.
De amplísima libertad para el poeta, fue renovada por Rubén Darío y seguida por una gran parte de los modernos cultivadores de la poesía.
De hecho, algunos autores como Francisco López Estrada, han sugerido el término de línea poética en lugar de verso, destacando así, además, el aspecto visual que algunos autores incorporan a su escritura, como Apollinaire, por ejemplo.


Con sus ojos muy grandemente llorando
tornaba la cabeza y estábalos mirando:
vio las puertas abiertas, los postigos sin candado,
las perchas vacías sin pieles y sin mantos
y sin halcones y sin azores mudados.
Suspiró mío Cid triste y apesadumbrado.
Habló mío Cid y dijo resignado:
«¡Loor a ti, señor Padre, que estás en lo alto!
Esto me han urdido mis enemigos malos».
(Cantar primero: Destierro del Cid)




VERSIFICACIÓN RÍTMICA

En este tipo de versificación los versos no tienen número fijo de sílabas, pero sí poseen acentuación marcada, debido a la influencia de la música con que se cantaban.

Siendo la acentuación fija, en ocasiones el verso se dividía en pies rítmicos. En el antiguo verso de arte mayor, por ejemplo, se alternaban versos de once, doce y aun trece sílabas con cuatro acentos fijos:

Tánto anduvimos el cérco mirándo…
Amóres me diéron coróna de amóres…
Aristóteles cérca del pádre Platón…

Otras veces, el ritmo se definía menos o variaba de verso a verso.

La versificación rítmica aparece en España durante el siglo XIV, bajo la influencia de la poesía galaico-portuguesa; se desarrolla durante el siglo XV; adquiere gran boga entre el pueblo, de 1500 a 1600; alcanza su apogeo en la poesía culta entre 1600 y 1650; y declina luego, para refluir al seno de las masas anónimas durante el siglo XVIII.




VERSIFICACIÓN POR PERÍODOS PROSÓDICOS

Intenta sustituir por sílabas tónicas o átonas, lo que eran en latín sílabas largas y breves. Rubén Darío la empleó con éxito y muchos teorizantes sudamericanos han intentado, por este método, introducir nuevas leyes en la versificación castellana.

La medida de los versos se realizaba por pies métricos, conjuntos de sílabas de distinta duración. Tenía como base la cantidad prosódica o cuantidad, consistente en el tiempo que duraba la pronunciación de las sílabas, como en los compases musicales; así las sílabas se clasificaban en breves (un tiempo), señaladas con una línea curva, y largas (dos tiempos), señaladas con una línea horizontal. En la pronunciación del latín se percibía perfectamente la cantidad silábica, y el verso nacía de la adecuada combinación de sílabas largas y breves.

El verso latino más importante es el hexámetro, formado por seis pies.

Los pies métricos mas divulgados son:

Yambo: formado por una sílaba breve y una larga
Troqueo: una sílaba larga y una breve
Espondeo: compuesto por dos sílabas largas, era igual, en cuanto al valor rítmico y al cómputo métrico, que el dactílico.
Dactílico o dáctilo: formado por una sílaba larga y dos breves
Anapéstico o anapesto: dos sílabas breves y una larga
Anfíbraco: una breve, una larga y una breve
Pirriquio: dos sílabas breves
Tríbraco: tres sílabas breves
Moloso: tres sílabas largas




Ejemplos:

Base disílaba yámbica y tetrasílaba.
Serie indefinida desde cuatro hasta veinticuatro sílabas.

Una noche,
una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de música de alas;
una noche
en que ardían en la sombra nupcial y húmeda las luciérnagas fantásticas,
a mi lado, lentamente, contra mi ceñida toda, muda y pálida,
como si un presentimiento de amarguras infinitas
hasta el más secreto fondo de las fibras te agitara,
por la senda florecida que atraviesa la llanura caminabas...
(José Asunción Silva, Nocturno III)


Base trisílaba anfibráquica.
Serie indefinida desde tres hasta veintiun sílabas con acento medial.

¡Ya viene el cortejo!
¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines.
La espada se anuncia con vivo reflejo;
ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines.
Ya pasa debajo los arcos ornados – de blancas Minervas y Martes,
los arcos triunfales en donde las Famas erigen sus largas trompetas,
la gloria solemne de los estandartes,
llevados de manos robustas de heroicos atletas.
(Rubén Darío, Marcha triunfal)


Base trisílaba dactílica.
Remota imitación del hexámetro.
Versos de diecisiete, quince y trece sílabas.

Únanse, brillen, secúndense tantos vigores dispersos;
formen todos un solo haz de energía ecuménica.
Sangre de Hispania fecunda, sólidas, ínclitas razas,
muestren los dones pretéritos que fueron antaño su triunfo.
Vuelva el antiguo entusiasmo, vuelva el espíritu ardiente
que regará lenguas de fuego en esa epifanía.
(Rubén Darío, Salutación del optimista)











martes, 12 de enero de 2010

POEMAS DE RIMA BLANCA



Se denominan así a los poemas que carecen por completo de rima.

Conjunta tanto a los poemas de versos sin rima que tienen una medida homogénea, (versos blancos o sueltos), como a los que carecen de rima y tienen diversas medidas (versos libres).

El poema en verso blanco o suelto consiste por lo general en una serie de endecasílabos rítmicamente correctos, pero sin rima alguna. Fue usado ya por Garcilaso de la Vega en su Epístola a Boscán y enseguida se generalizó su uso como una forma adecuada para las traducciones.

Señor Boscán, quien tanto gusto tiene
de daros cuenta de los pensamientos,
hasta las cosas que no tienen nombre,
no le podrá faltar con vos materia,
ni será menester buscar estilo
presto, distinto d’ornamento puro
tal cual a culta epístola conviene.
Entre muy grandes bienes que consigo
el amistad perfeta nos concede
es aqueste descuido suelto y puro,
lejos de la curiosa pesadumbre;
y así, d’aquesta libertad gozando,
digo que vine, cuanto a lo primero,
tan sano como aquel que en doce días
lo que sólo veréis ha caminado
cuando el fin de la carta os lo mostrare.



El poema de versos libres rompe con las formas métricas tradicionales.
Fundamentalmente se caracteriza por la ausencia de rima, la carencia de una medida exigida a los versos, que pueden tener la longitud que el poeta desee, y su no agrupamiento en estrofas.

En la poesía española, el verso libre cobra por primera vez importancia en el Diario de un poeta recién casado de Juan Ramón Jiménez. A partir de entonces, se consolida como forma de expresión común en la generación del 27 y siguientes. En los últimos años, el cansancio del versolibrismo ha producido una reacción significativa de regreso al verso medido (rimado o blanco), notoria en la producción de autores como Luis Alberto de Cuenca, Luis García Montero o Miguel Ángel Velasco.

Con independencia de dicho cansancio, las reticencias contra el verso libre de autores como Antonio Machado y Agustín García Calvo se centran en dos aspectos:

1) Con demasiada frecuencia, se llama verso libre a lo que no es sino prosa presentada visualmente de forma equívoca.

2) La libertad a la que alude el término no debe entenderse como despreocupación de la musicalidad, que es condición constitutiva del verso. Es célebre la advertencia en este sentido de Machado:

Verso libre, verso libre,
líbrate mejor del verso
cuando te esclavice.




Veamos Mar ideal, de Juan Ramón Jiménez:


Cierro los ojos triste
a este mar falso, y sigo
viendo dentro aquel mar tan verdadero
de los libros aquellos, mar,
de los cuadros aquellos, mar,
de los cantos aquellos, mar,
de los sueños aquellos, mar.

(¡Aquel mar de colores grande y solo,
tan lleno de bellezas y peligros!)

Y… ¡mar pequeño, pobre
mar sin canto,
mar sin libro,
sin cuadro,
sin sueño;
con toda tu alma dentro de tu cuerpo,
mar limitado en ti,
mar sin ti mismo, mar, mar sin mí mismo!