miércoles, 26 de agosto de 2009

LEER PARA ESCRIBIR


Todos los grandes escritores proclaman la necesidad de leer y de leer bien.
La lectura es la base del arte de escribir. Habrá excepciones, ejemplos de genio; pero hay que atenerse a la generalidad.
Después de una lectura es, casi siempre, cuando se manifiestan las vocaciones literarias, pues por ella es por la que se abre nuestro espíritu a los múltiples recursos del arte de escribir.
Ella nos los muestra puestos en práctica; nos revela los medios de ejecución; nos hace ver cómo se trata una situación difícil, cómo se pone emoción en las frases, cómo se varían las expresiones. Pasan sucesivamente ante nuestros ojos escenas bien ejecutadas, descripciones fuertes, diálogos perfectos, las habilidades del espíritu, los procedimientos del estilo, los efectos idénticos obtenidos por distintos arreglos, los ejemplos de estilo más opuestos, las infinitas combinaciones de una ciencia aplicada por temperamentos diferentes.
Las delicadezas de nuestra inteligencia se despiertan; nuestra imaginación está mantenida en un estado de inspiración; la asimilación se opera.
Es una larga creación, una segunda naturaleza que se revela en nosotros, el nacimiento motivado y fecundo de nuestras cualidades nativas. Se puede afirmar que el hombre que no lee es incapaz de conocer sus fuerzas, y siempre ignorará lo que puede producir.
Nunca se repetirá demasiado: hay que leer, leer siempre.
Desconfía de los que dicen: "Yo no quiero conocer nada; no quiero leer nada: la naturaleza me basta". Éstos se exponen continuamente a no producir nunca nada bueno y a rehacer continuamente lo que ya ha sido hecho; porque nadie podrá negar que la lectura nos pone en guardia contra los temas y los procedimientos ya explotados.
¿Quieres saber si tendrás talento?
Lee. Los libros te lo indicarán.
¿Escribes, pero te ves obligado a detenerte?
Lee. Los libros te harán recuperar la inspiración.
Lee cuando quieras escribir; lee cuando sepas escribir; lee cuando no puedas escribir más.
El talento no es más que una asimilación.
Hay que leer lo que los demás han escrito, a fin de escribir para ser leído.
La lectura disipa la aridez, activa las facultades, descrisalida la inteligencia y pone en libertad a la imaginación.
Hay literatos de mérito que nunca se ponen a trabajar sin leer antes algunas páginas de un gran escritor, medio excelente para volver a encontrar la inspiración.
La lectura es el gran secreto que lo enseña todo: desde la ortografía hasta la construcción de las frases.

2 comentarios:

  1. ¡Excelente todo el blog! Mis sinceras felicitaciones por todo el buen trabajo logrado, recopilando todas las formas poéticas posibles, y con gran ayuda para todos los amantes del castellano. He revisado muchas de las entradas de esta valiosa página, y aunque me será imposible comentar cada una de ellas, quiero que sepas que este sitio será consulta obligada antes de publicar mis poemas, porque estoy de a poco perfeccionando la métrica, asunto que antiguamente no era para mí importante, pero me di cuenta que sí es valiosa la poesía cuando está bien compuesta, y esta especie de 'Biblia' de la literatura que encontré en este blog, me ayudará a partir de ahora en las dudas que se me presenten. Un abrazo fraterno y gracias nuevamente por compartir tu obra.
    Rubén Sada (Quilmes)

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  2. Hola, Rubén...!

    Gracias en verdad por tu paso en este blog, estimado amigo!
    He tratado de poner en esta "Biblia" todas las cosas de las que tengo conocimiento, o voy sabiendo a medida que profundizo en ellas.
    En modo alguno pretende ser una enciclopedia, pero no cabe dudas que aún hay cosas que mejorar, actualizar y, por ende, editar.
    Y en ello estoy trabajando actualmente, aunque el tiempo sea exiguo a veces.
    Si este blog sirve a las intenciones de quien sea que lo lea, entonces estoy satisfecho.
    Porque en definitiva, está pensado y hecho para los demás, para que sea una guía práctica de aprendizaje, para quienes sean legos en la materia, y para quienes, a lo largo de su vida, no recuerdan exactamente cómo era tal cosa, o en qué consistía tal otra.
    Como te digo, gracias nuevamente por tu paso, y desde ya, recibe de mi parte un abrazo afectuoso.

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